Por Mariana Campos, Cynthia Valdés, Dinorah Cordero y Lucía Regulés
Era una tarde húmeda cuando mi familia y yo comenzamos la excursión que hacíamos año tras año. Yo sabía que este año iba a ser más interesante que los otros, porque esta vez mi padre me dejaría explorar por mi propia cuenta. Decidí ir la bosque lo más pronto posible. Caminé y caminé hatsa que llegué a un lado que jamás había visto. Creí que estaba sólo hasta que escuché que algo se sumergía en el agua. Intenté convencerme de que era mi imaginación, pero no pude... tuve que aceptar la realidad y me acerqué al lago. Asomé el rostro y no vi nada, me volteé. No pude ver nada porque al segundo estaba tirada en el piso con una criatura verdosa, cubierta con musgo sobre mi pecho. Traté de quitarlo, pero me atacó con lo que creí que era su cola; seguí luchando por separarme de aquella criatura cuando sentí un piquete que me dejó inconsciente. Al día siguiente desperté en una cueva, o eso parecía ser, no sabía lo que pasaba, es por eso que escribí esto por si algún día me encuentras sepas la verdadera historia de Mariana Campos y el ornitorrinco del lago.
¡Grandioso! Me gustó mucho, está muy bien hecho, el protagonista, la situación, el monstruo, todo me fascinó. Nada que declarar. Bueno, no viene mucho al tema, porque esto es ficción, ¡pero no me imagino a la niña escribiendo un testamento en vez de salir huyendo cuando tiene la oportunidad! Excelente.
ResponderEliminarEstá muy padre el cuento, es original y tiene algo de suspenso, más en el desenlace. Cuando comienzas a leer la historia te puedes llegar a imaginar que pasan muchas cosas, pero lo que llega a pasar es inimaginable, y más el final.
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